Disruptores endocrinos: Qué son y cómo interfieren en nuestra salud
Descubre cómo los disruptores endocrinos, químicos ocultos en plásticos y cosméticos, alteran tus hormonas y afectan tu salud. Conoce los estudios científicos sobre estos invasores y aprende a protegerte.
¿Qué son los disruptores endocrinos?
Los disruptores endocrinos son compuestos químicos ambientales que, al ingresar al organismo, interfieren con el sistema hormonal al imitar, bloquear o alterar las funciones de las hormonas, los mensajeros químicos del cuerpo.
Estas hormonas transmiten señales clave entre órganos: por ejemplo, el estradiol conecta los ovarios con las mamas para regular el desarrollo o la lactancia; la testosterona vincula los testículos con el cerebro para influir en el estado de ánimo o la masa muscular; y la progesterona, producida principalmente por los ovarios, comunica el útero con el sistema reproductivo para preparar el cuerpo para el embarazo o regular el ciclo menstrual.
Cuando los disruptores endocrinos imitan estas hormonas, como la progesterona, pueden confundir al organismo, provocando desequilibrios que afecten procesos naturales como la reproducción o el metabolismo.
Mecanismo de acción y efectos en la salud
Los disruptores endocrinos operan de manera sigilosa y su impacto no siempre es inmediato. Según investigaciones dirigidas por el doctor Olea, como el estudio Disruptores endocrinos y cáncer de mama, estudio de casos y controles: Granada-Almería (2004), la exposición a compuestos organoclorados con actividad estrogénica, como el DDT y sus metabolitos, se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama.
Este trabajo, realizado en colaboración con Jesús María Ibarluzea y Juan Bilbao, analizó tejido adiposo de pacientes y encontró concentraciones significativas de estos compuestos, sugiriendo una asociación entre la disrupción hormonal y el desarrollo de tumores hormonodependientes.
Otro ejemplo relevante es la progesterona. Estudios recientes, como Caracterización de la exposición a disruptores endocrinos no persistentes en madres lactantes y neonatos ingresados en la UCIN (2022), dirigido por el doctor Olea junto a Luz María Iribarne Durán y Francisco Artacho Cordón, muestran que la exposición a disruptores durante el embarazo y la lactancia puede afectar a los recién nacidos.
Estas sustancias, al imitar o alterar la progesterona, podrían interferir en la preparación del útero o en el desarrollo fetal, aumentando la vulnerabilidad a enfermedades hormonales en etapas posteriores de la vida.
Los efectos no se limitan al cáncer o al desarrollo reproductivo. Olea también ha vinculado la exposición a disruptores con obesidad, diabetes tipo 2, infertilidad, endometriosis y trastornos del neurodesarrollo, como el déficit de atención e hiperactividad.
En una entrevista con El País (7 de mayo de 2022), afirmó: «Los disruptores endocrinos hackean el mensaje hormonal y producen efectos como problemas en el aprendizaje o infertilidad«, destacando la magnitud de su impacto en la salud pública.
Fuentes de exposición y vulnerabilidad
Estos compuestos están presentes en objetos cotidianos: desde el bisfenol A en botellas de plástico hasta los ftalatos en juguetes y ropa. Las vías de entrada incluyen la dieta (alimentos envasados o tratados con pesticidas), la inhalación (polvo doméstico) y el contacto dérmico (cosméticos). Según el doctor Olea, las mujeres embarazadas y los niños son especialmente vulnerables.
En su artículo Disruptores endocrinos, ¿suficiente evidencia para actuar? (2014), publicado en Gaceta Sanitaria junto a Mariana F. Fernández, subraya que la exposición temprana durante el desarrollo fetal puede tener consecuencias tardías, como alteraciones metabólicas o reproductivas, debido a la bioacumulación de estas sustancias en el organismo materno.
Respuesta científica y reguladora
A pesar de la evidencia acumulada, la regulación de los disruptores endocrinos ha sido lenta. Olea critica esta inacción en múltiples plataformas, como en su intervención en el podcast de Jana Fernández (18 de mayo de 2020), donde señaló que «la parálisis por análisis» retrasa la aplicación del principio de precaución.
Sin embargo, avances recientes, como la propuesta de la Comisión Europea en 2022 para prohibir miles de sustancias químicas, incluyendo bisfenoles y ftalatos, son un paso adelante que él celebra, aunque insiste en que aún queda mucho por hacer.
¿Qué podemos hacer?
A nivel individual, el doctor Olea ofrece recomendaciones prácticas en Libérate de tóxicos: usar envases de vidrio en lugar de plástico, evitar cosméticos con parabenos o fenoxietanol (especialmente en embarazadas), y optar por alimentos frescos y ecológicos para reducir la exposición a pesticidas. A nivel colectivo, aboga por exigir regulaciones más estrictas y una mayor conciencia social.


